ELABORADO POR:TANIA BURGOS B1
Disfunción cerebral infantil
La disfunción cerebral leve (también conocida como DCM por sus siglas en inglés) incluye a todos los niños y niñas que, como se describe en el párrafo anterior, tienen una inteligencia normal, pero experimentan algún tipo de cambio en algún proceso cognitivo o conductual y, por lo tanto, algún tipo de cambio neurológico. La neuropsicología es una neurociencia que estudia las relaciones entre el cerebro y la conducta, tanto en sujetos sanos como en quienes han sufrido algún tipo de daño cerebral. (Abad, Brusasca, & Labiano, 2009)
Es un síndrome cuyo origen está localizado en el Sistema Nervioso Central (SNC), primera neurona o neurona motora superior; eso implica que casi todos los niños con PCI presentan, además de los defectos de la postura y movimiento, otros trastornos asociados. Es la causa más frecuente de discapacidad motriz en la edad pediátrica. Han transcurrido casi 2 siglos de estudios sobre PCI. La frecuencia de PCI en los países desarrollados afecta a 1,2 – 2,5 de cada 1.000 Recién nacidos vivos (RNV), en Venezuela no se cuenta con estadísticas. El peso y la edad de gestación son los factores más relacionados con la presencia de PCI. Es deplorable la carencia de estudios neuropatológicos relevantes y confiables. Los mecanismos íntimos de su etiopatogenia son desconocidos. La clasificación más útil es la clínica. Este síndrome debe ser sospechado lo más temprano posible (antes de 18 meses). Su diagnóstico es clínico (historia clínica y exploración), intentando siempre buscar su origen y hacer un seguimiento neuroevolutivo hasta los 7 años de vida. Descartar enfermedades neurodegenerativas y metabólicas, igual que enfermedades neuromusculares (neurona motora inferior). El tratamiento debe ser integral, multi-interdisciplinario planificado y coordinado, teniendo como objetivo mejorar la calidad de vida de estos niños. Prevenir embarazos precoces, consanguinidad, incumplimiento del control prenatal y desnutrición materna. En la actualidad más del 90% de los niños con PCI sobreviven hasta la edad adulta. (Elena de la Cruz Rodríguez-Escalona, 2018)
La Parálisis Cerebral Infantil (PCI) o encefalopatía estática es un trastorno del desarrollo del tono postural y del movimiento de carácter persistente (aunque no invariable), debido a una lesión congénita, que condiciona una limitación en la actividad, secundario a una agresión no progresiva, a un cerebro inmaduro. En general los factores pre- perinatales son el 85% de las causas de parálisis cerebral (PC) congénita y los posnatales el 15% de las PC adquiridas. El riesgo de presentación de este síndrome es 30 veces mayor en el niño prematuro. (Foniatría y Logopedia BIELSA, 2017)
La DCM Puede afectar a una o varias de estas funciones
en grado variable, estando la inteligencia del niño dentro de los límites
normales. Las alteraciones pueden ser tan sutiles que pasen desapercibas en el
momento del nacimiento, haciéndose más evidentes a medida que el niño va
creciendo y observamos que persisten algunos retrasos evolutivos, por ejemplo,
tarda mucho tiempo en andar, hablar, mantenerse sentado, aprender a leer o
escribir, controlar la impulsividad, la atención, etc.
En este sentido, se entiende que existen distintos
grados de afectación del Sistema Nervioso del niño estando los síntomas
distribuidos en un continuo de límites difusos: Desarrollo neuropsicológico
normal, Retraso madurativo (evolutivo), DCM y lesión cerebral grave (discapacidades
severas).
Dichas alteraciones se deben a lesiones sufridas en el
cerebro durante el embarazo, en el momento del parto o en los dos años
siguientes de vida, debido a enfermedades, al efecto de determinados fármacos,
traumatismos, infecciones…etc. El bajo peso al nacer, un parto prematuro o el
sufrimiento fetal durante el parto son factores de riesgo frecuentes en la
aparición de la DCM.
Para evaluar si existe disfunción cerebral son
necesarias pruebas de evaluación neuropsicológicas y específicas de atención,
memoria, lectura o escritura para poder determinar si estamos ante un retraso
madurativo o un problema mayor que requiera intervención inmediata, como es la
DCM, ya que el cerebro del niño posee una gran plasticidad y la intervención
temprana aumenta las posibilidades de reparar el daño producido por la lesión.
En este sentido, en nuestro centro contamos con una importante batería de
pruebas diagnósticas que nos permiten diseñar la mejor intervención para cada
niño.
Bibliografía
Abad, S., Brusasca, M. C., & Labiano, L. M. ( Enero--
Junio de 2009). Revista Intercontinental de Psicología y Educación.
Obtenido de https://www.redalyc.org/pdf/802/80212412011.pdf
Elena de la Cruz
Rodríguez-Escalona, S. P. (2018). Bases Anatómicas de la Parálisis Cerebral
Infantil. Obtenido de
https://psicologia.ucm.es/data/cont/docs/29-2019-02-15-de%20la%20Cruz%20Rodr%C3%ADguez.pdf
Foniatría y Logopedia
BIELSA.
(23 de enero de 2017). Obtenido de
https://www.foniatriabielsa.com/disfuncion-cerebral-minima-dcm/#:~:text=A%20pesar%20de%20ser%20un,%2C%20social%20y%2Fo%20acad%C3%A9mico
Lidia Sánchez Gutiérrez,
B. P. (2021). INFOMED. Obtenido de
http://www.medimay.sld.cu/index.php/rcmh/article/view/1944
Tapia, D. (2004). .
Obtenido de Dinfunción cerebral y síndromes relacionados en menores con
problemas de aprendizaje y conducta :
https://www.medigraphic.com/pdfs/revneuneupsi/nnp-2004/nnp042a.pdf
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